La entrada es imponente. Sin duda el lugar te arropa y te impacta por lo ecléctico que es. Una vez sentados en mesa, el servicio va cónsono al ambiente, hasta que llega la comida. Algunos platillos son bastante aceptables pero nada extraordinario. Lo que me pareció terrible es que pedí un pescado y conseguí , sin exagerar, más de 10 espinas. Espero que sean más cautulosos en este tipo de detalles que sin duda marcan la diferencia. De resto, un lugar simpático con comida aceptable, salvo ese percance que presencié
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