Es un brunch dominguero, está ubicado en un sitio con una vista hermosa, el lugar es súper agradable y tranquilo, la comida es divina, súper criolla y casera, comer allí es sentir en cada bocado a Venezuela, la cachapa es 100% maíz, las empanadas y la chicharronada no pueden dejar de pedirlas, lo ideal es pedir un poco de cada cosa para probar, son raciones grandes que alcanzan para 3 o 4 comensales, los precios súper solidarios y lo mejor es la atención tanto de los empleados como de su dueña, es una persona increíble, con una vibra súper positiva, da gusto hablar con ella y de verdad que el tiempo que pasas allí te desconectas bastante de todo. Lo recomiendo muchísimo.