Mi tercera visita y debo mencionar que la pizca mejoró mucho con respecto a la última vez. Los precios muestarñn la hiperinflación reinante en el país, pero siguen sirviendo agradable comida andina. Los platos servidos generosamente y la atencion buena de parte del personal bastante joven y amable. Las carabinas, los tamales con sus guarniciones de nata y queso rayado, y la exquisita arepa andina.