Local algo caluroso e incómodo para las protagonistas que obviamente son las espetadas al estilo Madeirense. Para ser las originales de la isla portuguesa, solo les faltaría que la espada no sea de acero sino de la rama del laurel. En especial la de lomo de cerdo no se puede dejar de pedir. Si los estragos de la crisis no te tocan el día que vayas, tendrán milho frito y es creo, el mejor de Caracas. La comida aquí es definitivamente buena, y hace tolerar lo incómodo del local y la tendencia del servicio a ser un poco lento. Vale la pena el sacrificio.