Es un lugar vintage, entre lo nuevo y lo antiguo, una mezcla ecléctica y de buen gusto adorna los múltiples postres de Madame Blac; masas estilo francés con ingredientes locales hacen de este uno de mis locales favoritos de Caracas. Tal como ecléctica es la pastelería, lo es la decoración con vinilos, sillas, maletas, etc.  El lugar es una maravilla, en casi todos los sentidos, los postres y comidas son muy buenos, el café, debo decir, es como en todas partes, la atención es el problema aquí, nunca se sabe a quién pedirle, los precios te los dicen directo en la caja, que está alejada de la zona de exhibición, ya cuando vas la segunda vez ya te acostrumbras, los empleados no son ni amigables ni bienencarados. Ojo con el precio, si bien no es barato, no me parece tampoco caro (en comparación a los precios del mercado), realmente me parece que los precios son muy justos. Cuenta con wifi, es ideal para conversaciones de negocios y videollamadas. Para terminar la tarde es un excelente lugar con un buen café. Un aplauso al dueño por el concepto tan cosmopolita.