Lugar casi que especializado en desayunos, los pastelitos están buenos, pero mínimos y caros. La pizca está apenas correcta, muy desabrida y los desayunos en combo están bien, nada que no haya comido un venezolano cualquiera. El mojito que ponen en las mesas tiene muy buen sabor, debo decir. El sitio es incómodo, pero tampoco es dramático. Francamente es caro para el tamaño de las porciones, pero se puede ir un domingo de vez en cuando.