Siempre pasaba por el lugar y me llamaba la atención porque se veía bastante simpático y siempre tenían unos músicos con violines en la entrada. Hoy decidí ir a desayunar allá y tener la remembranza de mis raíces andinas. Pedí pastelitos andinos y una malta para comenzar con la degustación. Mi sorpresa fue encontrarme con un pastelito hecho con masa fácil ( una burla para los andinos de verdad verdad) , y un guiso ácido que se sentía que fue hecho sin amor desde hace días... Sinceramente me sentí estafada, un pastelito que superaba los $1 y de pésima calidad . Es una lástima que no haya consonancia entre la comida con el espacio y el ambiente musical que a veces suelen ofrecer en su local. Honestamente primera y última vez que piso ese lugar... No pierdan su tiempo ni dinero
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