Conozco La Danubio desde hace unos 50 años con la Sra. Evelia al frente y una empleada morenita y enérgica que le acompañó por mucho tiempo. Extraño su pastel de semillas de amapola que desde hace al menos 25 años dejaron de preparar. Las milhojas de chantilly son más pequeñas que otrora, sin embargo mantienen la calidad a pesar del desabastecimiento y dificultades que enfrentamos todos en el país. Ahora cuentan con marca propia de café venezolano (Trujillo) que deja a los pobrecitos de Starbucks muertos de envidia, ya no solo por su café que siempre fue malo, sino también por el mercadeo del producto. Soy habitué del lugar y lo recomiendo sin reservas.
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