Uno vuelve a lo bueno. Me agrada enormemente cuando se mantiene los estándares de calidad y servicio. Impecables sus churros y toppings. Frescos, en su punto. De verdad siempre es un buen plan para compartir. Lo malo es lo pequeño del lugar, no hay para sentarse y es como un sitio de paso, o más bien para llevar ( aunque eso de llevar la fritura no es como lo más idóneo). De resto merece la pena visitarlo una y mil veces. La limonada viene en un vaso súper coqueto, pero no me gustó mucho el toque de jengibre. Igual, es algo muy personal, a quien le guste esta combinación, pues le encantará la propuesta
1 Me gusta