El lugar no está mal, pero se le siente un grado de improvisación importante. El ambiente musical fue demasiado salsero para mi gusto, con comerciales japoneses, koreanos y turcos de YouTube, lo que demuestra más improvisación y descuido. La atención fue bastante esmerada. Pedimos dos parrillas de dos personas, pues éramos cuatro, la verdad es que no son generosas y aunque el pollo estuvo bien, el solomo no fue excelente, no fue malo, pero no fue tampoco bueno. Muy pocas papitas, y nos sirvieron las hallaquitas picadas, eso también fue raro. Todo está suficientemente bien como para que no sea una mala experiencia, pero tampoco se logra una experiencia que te haga regresar. Hay potencial, pero todo parece estar diseñado para que comas y ya, sin importar que quieras regresar o no.
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