Los dulces son muy buenos, un poco caros pero vale la pena por su buen sabor. La caja es muy lenta y son muchas personas por lo que puedes tardar más de una hora haciendo cola para ordenar (generalmente en el sol). El local es demasiado pequeño para la cantidad de gente que entra, ordenar por caja y pedir los helados es un caos. Solo tiene un aproximado de seis mesas par sentarse por lo que la mayoría de las personas optan por comer en el boulevard.