Un lugar muy íntimo y agradable para deleitar el paladar con exquisitez. Encantada con la punta trasera y el ceviche de mero, a propósito de que no tenían pescado listo y muy amablemente un mesonero se encargó de tomar lo que hacía falta de el pescado para preparar mi ceviche. Volvería sin duda alguna 😉