He tenido la oportunidad de visitarlo dos veces, el acceso es un poco engorroso ya que se encuentra escondido dentro de un club. Debes anunciarte y estacionar relativamente lejos, donde un autobús te llevará luego al restaurant. Desde que llegas te das cuenta que lo engorroso vale la pena, una terraza espectacular con vista al este de Caracas, bajo una arquitectura propia de la época 50-60 muy bien conservada. La comida es muy buena, el Risotto del Huerto, la Parrilla 0276 y el merengón de fresa están a la altura, no doy las 5 estrellas debido a que en las dos oportunidades la ración de papas fritas estaban enchumbadas de aceite, flojas y nada crujientes, lamentablemente parece que siempre las hacen así. El menú de sushi no siempre está disponible al público. El servicio es bueno siempre y cuando no se llene el local, cuando eso sucede suelen olvidarse de los pedidos. El tiempo de espera es algo alto considerando que se trata de un "bistró". La parte positiva es que permiten que lleves tu bebida alcohólica y tortas en caso de una celebración particular. Preferiblemente visitar de noche y con ropa abrigada!