El ambiente es increíble, decoraciones muy bonitas, armónico, limpio, iluminado y con un fondo musical agradable. La atención de su personal fue lo que más nos encantó, muy atentos sin ser intrusivos. Pedimos un sándwich de pollo y uno de atún que amamos con locura, excelente relación calidad-precio. Definitivamente volveremos para probar los postres.

Tener un buen desayuno criollo (arepa + pollo + huevos revueltos + queso rallado), rodeado de la más absoluta tranquilidad, no tiene precio. Además, mientras comes, puedes ver garzas, corocoras, ardillas, morrocoyes. El mejor lugar para una reunión familiar o de negocios.