Tenía unos cuantos meses si ir, regresé hace dos semanas y debo decir que salí decepcionado, en primer lugar; la masa ya no tiene el mismo sabor, ese que las caracterizaba, en segundo lugar las rellenas fueron reducidas en tamaño y en comparación con otros sitios de donas están mucho mas costosas.

Las pizzas son realmente sabrosas y a precios competitivos, el ambiente es super fresco y tranquilo, sin embargo, el grosor de mi pizza en el centro era extremadamente delgado, tanto que cuando levantaba el slice, de la mitad del slice hacia adelante se le caía el relleno, no he regresado, así que no he podido comprobar que eso haya sido un error o si en efecto todas las preparan así. Les hace falta de manera urgente variedad en bebidas, jugos naturales, batidos, etc.

Sinceramente mi pizzería favorita, son únicas, son un pedazo de cielo y mas allá de las pizzas, las ensaladas y el chupe de pollo son para delirar, de verdad disfruto mucho visitar Pipoka, vale la pena esperar un poco en cola, aunque ya no se congestiona como antes (situación económica actual) en lo que siempre han fallado un poquito es el servicio, es algo inconsistente.

Personalmente las mejores Donas que puedes conseguir en la Urbe, o por lo menos de las que he probado, Nutella y Chocomaní de mis favoritas, estaría genial que abrieran otro local apostandole mas a la ambietación, donde puedas quedar con amigos, sentarte un rato, los locales actuales son muy reducidos.

Me gusta la variedad que poseen, a pesar de que se debe formar en cola para comprar, vale la pena, la masa es bastante única, creo que es lo que más las caracteriza, en cuanto al servicio; es regular, la Sra. que me atendió en caja fue medio desatenta.

Me pareció increible que me encontrara en el centro de Caracas y al cruzar esa puerta de vidrio des con un lugar tan excepcional, el ambiente bohemio, la decoración en general, las barras, el único punto negativo que me llevé fue la poca disponibilidad de mesas y sillas, debería reestructurarse en ese punto. En cuanto a la comida, el café Guaro me gustó muchisímo, totalmente ajeno para mi, el Latte vainilla riquisimo al igual que el golfeado, al salir ya le preguntaba a mi novia cuando podíamos volver.