Esta reseña podría no ser la más objetiva, ya que fuimos el 14 de febrero, en donde TODOS los locales de comida del Sambil estaban a reventar. Acudimos a este restaurante porque era el único que no tenía cola para entrar, agarramos una mesa que nunca nos la limpiaron ni arreglaron. Se pidió dos papelon con limón, dos cervezas (una de las botellas tenía caca de rata, sin embargo el mesero amablemente nos la cambió), y una parrilla que alcanzó muy bien para cuatro personas. Total: $20 y pico. El lugar es muy oscuro y está algo desactualizado en cuanto al ambiente, pero son detalles menores.
1 Me gusta