Volví después de muchos años para encontrar un restaurante con precios notablemente elevados que, para un plato principal y una bebida, puede estar entre los 30$ y 40$ por persona. La comida estuvo bien, con texturas y sabores logrados, pero que no se corresponden con lo exorbitante de los precios. Platos de porciones decentes de la gastronomía magrebí con elementos sefardíes y árabes. El servicio fue cordial, pero algo distraído, ya que al mediodía, la atención parece estar acaparada por los deliveries, preparación de mesas, limpieza, etc., dejando al comensal en un segundo plano. El establecimiento es algo reducido, en pleno proceso de limpieza y algo desordenado a la hora del almuerzo, dándome la idea de que este es un lugar mejor para visitar a la hora de la cena o para llevar.
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