Pizzas estilo napolitano, de buen sabor y porciones adecuadas, con precios elevados de uso 30$ por persona, que hacen reconsiderar otras opciones similares, con precios más amigables, ahora disponibles de forma amplia en el resto de la ciudad. El lugar es moderno y espacioso, con un doble ambiente interno o de terraza, según el deseo del comensal, pero con un detalle muy desagradable: por el área de la terraza entra un olor a aguas negras que empaña la experiencia gastronómica de forma bastante negativa. El servicio fue bastante regular, algo lento e inflexible al momento de pagar la cuenta, ya que mostraron resistencia para dividirla entre los que habíamos asistido. Para un restaurante de este tipo, punto crítico a mejorar. Quedo sin razones sólidas para regresar.
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