El concepto de tener un gran mesón con 14 o 15 sillas donde compartes el espacio con otros comensales y eres atendido casi por el mismo chef , me parece súper interesante y que simula esos grandes mesones dónde las familias italianas comparten de los clásicos de su gastronomía. La atención es maravillosa, el local pequeño, sencillo pero acogedor. El detalle está en la comida. El pasticho nos pareció abrasivo en especias. Los tortellines si estuvieron un poco mejor pero nada sobresaliente, nada que te atrape. Los precios son bastante accesibles.
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