El lugar es increíble, está a orilla de playa y tienes la opción de sentarte en la terraza donde la vista no tiene desperdicio. Los paltos en general me parecieron excesivamente caros (Más caros que un restaurant de autor en caracas), sin embargo pedí un sancocho de mero para dos que además de ser muy abundante estaba buenísimo y tenía un buen precio. Lo mismo con el pargo frito.