Lamento decir siempre lo mismo cuando voy a este restaurante, "no me termina de encantar", ayer fui por un fondant de nutella, y cual fue mi sorpresa; más que un fondant parecía un ponquecito de chocolate, el chocolate interno nunca chorreo, era un ponquecito seco con sabor a almendras, caro y malo. El café muy bueno. La atención es buena y el lugar atractivo bien decorado. Quisimos entrar al bodegón y para nuestra sorpresa lo cierran al mediodía y lo abren a las 02:30 p.m. insólito.