Después de casi 4 años regresé a este estupendo local de carnes, emblemático de la ciudad capital. Nos fuimos por lo tradicional, Falda Llanera. Lomito Andino, arepitas, nata, queso, ensalada de aguacate con palmito, todo bien presentado y gustoso. De resaltar, el excelente servicio, caras conocidas como la de Atilio (El maracucho) y muchos otros. El ambiente agradable como siempre, incluso pese a que están remodelando la fachada casi no afecta al comensal.