La ultima vez que lo visité se llamaba Chuquilla, cambio de dueño y hasta la comida mejoró! Sitio pequeño, tipico ambiente español, la barra en el centro con sus tapas a la vista de los comensales. De entrada probe la tortilla, suave en el centro de buen tamaño y sabor, los callos madrileños sabrosos y reconfortantes (el arroz de acompañante puede mejorar) y la crema Catalana excelente y de buen tamaño. Grata experiencia que habrá que repetir. Precio 25 $ por persona aprox.