Tenía más de 4 años sin volver a mi sitio de pizzas predilecto, una vez que pruebes las pizzas a la crema de este lugar las demás solo parecerán comida precocinada y congelada, este lugar prepara el santo grial de las pizzas, no tienen comparación con ningunas otras que he probado, creo que ni en Italia las preparan tan buenas, realmente su sabor es celestial. Sigue siendo el mismo chef, cuando acostumbraba ir al sitio era costoso aún así valía la pena, pero considero que ahora su dueño puso su mano en el corazón y decidió ser solidario, la verdad ni tiene diferencia con otros restaurants de pizza que conozco y frecuento, la relación precio / calidad despega por mucho, lo que lo hace verdaderamente especial. La atención inigualable, las mismas chicas de toda la vida, me reconocieron aún después de tanto tiempo y solo puedo decir que es como el vino, mejora con los años, el ambiente super agradable, en su terraza techada, puedes apreciar y disfrutar de la vista y el clima del hatillo en horas nocturnas. Comenzaré a frecuentarlo de nuevo ya que vale la pena el viaje. Es uno de mis favoritos.