Uno de los pocos exponentes que quedan de la antigua Caracas gastronómica. Esa es su gran cualidad, la perseverancia y el esfuerzo por mantener la calidad en el servicio y la continuidad en los sabores. Terrines, pollo a la Kiev y el mousse de chocolate, imperdibles. El servicio por su orden, formalidad y discreción son únicos.
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