Es imposible llegar al Bosque Bistró sin grandes expectativas. Y eso podría convertirse en su mayor problema, dependiendo de lo que se ordene. El plato estelar es el Bloque de Asado Negro y hace honor a su fama. Muy, muy, muy bueno. Los ñoquis de caraota, sin embargo, son una promesa que no se cumple: ni el emplatado, ni el acabado del plato son acertados. Es imperdonable que la “textura de plátano” sean platanitos (chips) y que el “chicharrón de cochino” sea tocineta. El departamento de bebidas está a salvo con la limonada de coco: increíble, adictiva. En cuanto a la coctelería, un mojito con ají dulce y cacao (¿o era papelón? no recuerdo) parece una buena idea en el papel, pero en la práctica se cae... no funciona. Los postres, exquisitos. En líneas generales muy bueno pero, como han leído, poco consistente. Habrá que darle una segunda oportunidad.

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