En la primera visita pedí una Hamburguesa Caracas: bastante lucida la intención, sin embargo, le faltaba sabor a la carne. El pan estaba un poco quemado, lo cual distorcionaba el sabor. Los empleados un poco despistados a la hora de atender, y el que puntualemente nos sirvió tenía cara de detestar lo que hacía. Recomendaría invertir en un buen toldo para la esquina del local que posee un ventanal precioso, porque cuando pega el sol frustra la experiencia del comensal que corresponde alguna de las mesas en dicha dirección.
Debí esperar mesa como por 30 minutos. Mientras tanto pude apreciar como una de las chicas de la barra intentataba sacar un café en la maquina de espresso. Dos de tres veces fue un desastre; no colocaba bien el portafiltro en el grupo y cuando presionaba el boton del agua, por la presión, se desbordaba el café y el agua caliente, quemandola a ella y causando un despercidio, además de retrasar el pedido y auspiciar una impresión nada favorable.
No escatimen a la hora de invertir en un buen barista o en capacitar a su gente.
De resto, el ambiente del local es europeo, medio eclectico. Me encanta!
