De los pilones, lo mejor son las sopas. De res, de pollo o chupes. Todos exquisitos. Las arepas son buenas pero muy costosas para el tamaño y cantidad de relleno. Siempre que voy es por una sopa.

Una única visita me bastó. La comida además de que tardó muchísima, llegó medio fría. Nada estaba delicioso o bueno. Solo pasable. El sabor no destaca, mucho menos la atención de los mesoneros. Solo fueron a tomar el pedido, a llevar la comida (sin excusar todo el tiempo que pasó) y a llevar la cuenta (que tuvimos que pedir dos veces). Un sitio con muchas mesas y poca atención.

Un ambiente muy familiar y tranquilo. Todas las pastas son divinas, con un sabor increíble. Los postres igual, recomendadísimo. El trato de los mesoneros siempre es muy cordial y ameno. Ideal para ir en familia o pareja.

Mamma Bella es una opción segura. No es que sea el mejor de los restaurantes, pero se come bastante bien, los precios no son exagerados y la atención es buena. Este, situado en el Marqués, durante el día puede ser un poco incómodo por los transeúntes y el ruido, sin embargo en la noche está bastante bien. Nunca me ha decepcionado ningún plato. La ensalada César es divina y las pizzas todas buenas.

Los postres son riquísimos. La selva negra, los profiteroles, las tortas en general, los mousse, muy buenos. No he probado comidas saladas acá, pero los postres los recomiendo. Aunque muchas veces colapsa un poco por la cantidad de gente.

Una pastelería de primera categoría. Los mejores profiteroles que me he comido hasta ahora. El chocolate se siente de primera calidad siempre. todos los productos frescos y recomendados.

Mi plato favorito de Boston son los nachos. El plato de nachos puede ser compartido por dos personas y aunque es una entrada, sirve de plato fuerte también si se comparte entre dos. Las hamburguesas son excelentes y me encanta que las sirven con papas horneadas o ensalada, opciones que son diferentes a las regulares. La atención es a veces buena y otras veces no. El ambiente sí es buenísimo, sobre todo cuando hay música en vivo. La única crítica es el servicio los fines de semana, ya que normalmente solo sirven hamburguesas estos dos días.

Las pizzas de Pipoka son, en definitiva, mis favoritas. Aunque se encuentran pizzas más económicas, las de Pipoka son accesibles y valen la pena. La masa, los ingredientes, todo siempre se siente muy fresco. La atención del personal es buenísima y los postres magníficos. Recomiendo la caracola. Imperdible. El sitio es pequeño, y casi siempre está full por lo que muchas veces toca esperar mesa. Pero siempre dispuesta a esperar.

El ambiente es muy anticuado, algo incómodo y en general caliente. Pero la comida es buenísima y a precios muy accesibles. Para mí, de las mejores pizzas que he comido en Caracas. Las pastas y pastichos también son muy buenos. Los mesoneros, algunos atentos y otros no tantos, pero en general el trato es decente.

En el leñador se come bien por un precio bastante módico. Las pizzas son bastante buenas, y los pastichos de otro nivel. Las salsas de las pastas a veces tienen un sabor muy básico, que se deja ver que es para rendirla, pero, sin embargo, la mayoría de los platos del menú son bastante buenos. La atención de los mesoneros es de calidad. Siempre atentos y amables. El ambiente es tranquilo, aunque a veces hace calor. Un sitio para ir en familia, definitivamente.