Hasta hace poco la cita era una referencia en La Candelaria. Sin embargo, eso quedo en el pasado. En las ultimas 2 veces que he ido lo más deplorable ha sido la atención. No solo es descuidada, sino que raya en lo grosero. El local lo han descuidado mucho y ves detalles como los manteles manchados de grasa, paredes sucias, etc. La comida sigue siendo buena. El mero al horno que probé estaba muy bien. Los mariscos están frescos. No obstante, la calidad de la comida no es la misma de antes. Los precios desde un punto de vista relativo, no son altos, pero en relación a la atención, definitivamente lo son. No volvería a este restaurant.

Desde el momento que llegamos se hizo patente la extraordinaria atención. La verdad es que el comensal se siente agasajado. La comida es buena, recomiendo el carpaccio de pulpo, la ensalada cesar de berros y el baby beef de punta. No se puede dejar de probar el souffle de chocolate, de los mejores que he comido. Hay una buena selección de vinos. El precio es un poco elevado, pero los vale.

El alazán siempre es una buena opción para pasar un rato agradable. Lo mejor es que es inmenso y cómodo, por lo que es ideal para grupos grandes y la familia. El ambiente es acogedor. El precio de los licores siempre ha sido bastante bueno aquí, aunque la oferta cada vez es menor. La comida es buena, más no es el mejor sitio de carnes de Caracas. Las porciones son enormes. El servicio es bueno, pero puede mejorar. Tiene valet parking.

Chirú es una de las mejores opciones en la ciudad para probar platos peruanos. De entrada recomiendo la degustación de ceviches. Le degustación chirú contiene un poco de los platos más representativos (papas a la huancaína, ceviche, causa) y esta muy bien. La versión del ají de gallina con vino blanco, nueces y queso parmersano esta muy bien. Recomiendo también el adorado chirú. El lugar es simple pero agradable, sin lujos. El servicio esta bien. Como recomendación sugiero ampliar la oferta de vinos, siempre tienen 2 o 3 y no son de muy buena calidad.