Lugar relativamente económico, algo incómodo (las sillas resaltan por su dureza y en algunos puestos no se pueden estirar las piernas), muy solo y servicio bastante lento a pesar de que era el único cliente. Las pizzas tienden a ser delgadas, con abundante queso, pero escasez de los otros ingredientes. El ambiente es entre retro y bohemio con cierto aire de decadencia. Experiencia, en general, mediocre.
1 Me gusta