Siempre ha sido "comida de franquicia", pero últimamente la calidad ha decaído notablemente. Todo sabe a sintético, el arroz es apelmazado y más dulce de la cuenta, la comida tarda mucho y sale fría. Hay que mendigar la salsa de soya, el wasabi y el jengibre. Nunca tienen suficientes opciones de bebida. El local es agradable y siempre hay fútbol y música en la TV, pero no como para querer volver.