Las entradas estuvieron fantásticas, y los principales sabían bien aunque estaban fríos. En general los platos necesitan más salsas. Por ejemplo, las fajitas las sirven con carne, pollo y picadillo de pimentón, pero nada de crema agria, ni pico de gallo, ni queso, ni salsa de ningún tipo. La decoración y la limpieza son excelentes. La música tiene demasiado volumen.

La PEOR experiencia que recuerdo con un restaurante. Tardan para todo: para asignar mesa, para traer la carta, para servir las bebidas y por supuesto para la comida. El sushi está mal preparado, con el tipo incorrecto de arroz y en un punto inadecuado de cocción. Sustituyen o sencillamente omiten ingredientes sin advertirlo al cliente. Nuestros rolls debían contener espárragos y salsa spicy, pero ambos ingredientes brillaron poe su ausencia sin aviso ni explicación. La ÚLTIMA vez que fui (y enfatizo ÚLTIMA porque jamás volveré) mi plato estaba roto, el aire acondicionado estaba muy frío y el suplicio desde que llegamos hasta que nos trajeron la cuenta duró casi 2 horas. PÉSIMO. Sólo para masoquistas.

Es una magnífica opción para comer sushi. Tienen otros platos y menú ejecutivo de lunes a viernes. Los rolls salen frescos y muy sabrosos. El consomé que sirven de cortesía ya vale la visita. La atención es muy esmerada y el encargado de la música sabe hacer el ambiente aún más grato. Quizá lo único que sugeriría es revisar la receta de la cubierta del helado frito: sabe muy bien, pero podría quedar un poco más delgada y/o suave.

Siempre ha sido "comida de franquicia", pero últimamente la calidad ha decaído notablemente. Todo sabe a sintético, el arroz es apelmazado y más dulce de la cuenta, la comida tarda mucho y sale fría. Hay que mendigar la salsa de soya, el wasabi y el jengibre. Nunca tienen suficientes opciones de bebida. El local es agradable y siempre hay fútbol y música en la TV, pero no como para querer volver.

Muy buena comida libanesa en un sitio tranquilo, seguro y bien atendido. El guayoyo al terminar la comida les queda excelente. Muy recomendable.

Una sala pequeñita con aire acondicionado y otro grupo de mesas "al aire libre" en un pasillo perimetral del Centro Profesional Santa Rosa de Lima sugieren a primera vista un restaurante de modestas pretensiones, pero la cocina revela gratísimas sorpresas. La comida en Itto es fabulosa, ninguno de los platos que he probado decepciona. Su dueño, el Sr. Fernando, está muy pendiente de que el cliente salga satisfecho con su comida y reciba un buen servicio. Los precios son bastante competitivos.

El lugar es limpio y agradable, aunque no muy cómodo para grupos grandes. El servicio es cortés, pero algo lento. La comida está bien, pero uno espera algo más deslumbrante por el precio. La sopa de cebolla sí es fenomenal, sin peros.

Este es el sitio para la mejor comida libanesa de Caracas. El airan (bebida de yogurt con yerbabuena) es estupendo (cuando hay). Las raciones son abundantes, conviene ir en grupos para probar de todo un poco: una bandeja de degustación de ocho platos es más que suficiente para 6 personas. Si va solo, un shawarma es la mejor jugada. Los dulces son un caso distinto: usualmente no parecen estar frescos.

El lugar es agradable y limpio. La comida es muy buena y sale calientica. Excepción: la porchetta. Ni se les ocurra. Sale demasiado tostada y es un peligro masticar algo tan duro. Con el pulled pork y las costillas (que son excelentes) les va ir mucho mejor. Es más costoso que otros locales y la oferta del menú no es muy amplia, pero vale la pena visitarlos.

El personal es eficiente y de trato muy amable y amistoso. La comida es buena, pero definitivamente nada especial en relación al altísimo costo. Vale la pena ir si se quiere disfrutar de una bella decoración temática y no le importa gastar algo de más pero pasarla bien. Deben arreglarla presión del agua en los grifos de los sanitarios (es muy pobre).