Comida
Servicio
Ambiente

Llegamos de viaje y muy hambrientos una noche lluviosa de sábado. Fuimos a Sette para comer rápido y rico mientras cesaba la lluvia. ¿La verdad? Nos atendieron sin muchas ganas. No hay queja de la comida. La pizza excelente, la cerveza fría, el vino decente. La cara del mesonero, de piedra. La lluvia seguía y decidimos pasar el rato, pedir un postre y otra bebida, y nos dijeron que iban a cerrar. Dejaron la cuenta sobre la mesa y prácticamente nos obligaron a pagar de inmediato. A veces el personal aleja a los clientes aunque la comida sea buena. Tal vez un curso de relaciones públicas y atención al cliente sea recomendable para los amargados que atienden. Igual volveremos. Nina ama sus pizzas.

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