Comida
Servicio
Ambiente

Este restaurante tiene un aire de clandestinidad en un sector donde parece que el tiempo no pasa, como aquella crónica "Sabana Grande: Refugio de lo sagrado y profano" del periodista y gastrónomo Alberto Veloz. Tiene dos ambientes, una terraza relajante y discreta y el restaurante propio que al entrar percibes un armonioso ambiente festivo, familiar y contagiosamente amigable. reflejo que los que estan allí la pasan bien. La Carta es amplia y generosa pastas, aves, carnes , pescados y unas interesantes propuestas peruanas. Pedimos el pollo a la canasta el cual según comentarios es el mejor de la ciudad y realmente no nos defraudo, jugoso y crujiente con una buena salsa tartata, las cestas de platano divinas, las bruschettas de capresa formidables y el carpaccio de lomito elegantemente sutil pero con una impactante explosión de sabor, es lo que llaman un plato con memoria. De postre Brownie con helado estupendo y por cortesia de la casa un digestivo a base de anis y jengibre que después de semejante banquete fue la guinda del pastel. Cabe destacar que los sabados hacen pulpo a la parrila en anafre y el Sr "Toñito" nos dio a probar y es realmente de antología! Cuando un restaurante ofrece dedicación, pasión, honestidad y buena comida... volver es estrictamente obligatorio.

Comida
Servicio
Ambiente
  • Brownie con helado
  • Pulpo a la parrilla (en anafre)
  • Carpaccio de Lomito
  • Cestas de Platano
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