Este café es una locura, pero en el buen sentido. El propio Savignano es el que atiende, es el Barista, te da una charla y también es el que tuesta el café. Pedimos un Macciato y un cappuccino para empezar y nos pareció normal, era un café con mucha presencia de acidez y poco amargor, pero lo que fue un espectáculo fue el café que el tuesta, filtrado en Kalita, no sabía a café, era como un té de frutos rojos y chocolate, increíble. El ambiente es muy lindo, queda lejos pero vale la pena ir.
1 Me gusta