Mis impresiones en una cena: Bebidas: Comenzamos mal, con mi esposa somos fan del vino. La cava abierta prometía, pero en mesa nos sorprendió que no hay carta de vinos, el mesonero no sabía del tema y llamó a una sommelier, la chica hizo su esfuerzo pero no era especialista. Para no perder tiempo acepté un merlot italiano joven, decente aunque costoso, normal. Y ¡¡no hay Oporto!!! Entradas: Irregular. El carpaccio de pez blanco excelente, pero los pimientos crujientes son rebosados y fritos, y llegaron algo grasosos, no los recomiendo. La ensalada verde con crujiente de calamares bien, pero la ración es tan grande, quizás pensada para compartir, que no la repetiría para una sola persona, quizás como único plato, la presentación de ésta me pareció descuidada, comparándola con los otros. Principales: El pollo con azafrán excelente, recomendable. Los fideos de calamares bien, aunque poco interesantes, y los camarones al curry y "masala" (no recuerdo bien) estaban muy buenos para mi, que soy amante del picante, pero no lo advirtieron y puede ser molesto para quien no lo tolere. Postres: Normal, nada impresionante. Servicio: bueno en general, una chica no anotaba, eso no está bien. No hay sommeliere pero tampoco carta de vinos, muy mal esto. El baño bien, aunque pequeño. El ambiente excelente, abierto, moderno, no es ruidoso. Buena relación precio/valor.

Una sucursal mediana de la bastante conocida panadería Danubio, que cumple con los cachitos, jugos y, en especial, una muy buena pastelería. El café sale bien hecho y el jugo de naranjas lo preparan al momento. El mousse de parchita es obligatorio. El ambiente no es su fuerte, pues la ubicación en una esquina del centro comercial mantiene el sitio algo ruidoso y la cola (fila) eterna para pagar se hace molesta en ocasiones. Pero los cachitos son generosos y los dulces nunca dejan mal.

Una muy buena opción cuando uno quiere saciarse de carne a la parrilla. Los cortes típicos de parrilla del país, punta trasera, solomo, pollo de res e incluso el lomito, los preparan muy bien, la mayoría de las veces consiguen el punto de cocción correcto y además, algo poco común, llega rápido a la mesa por lo que no se enfría mientras esperan servir. No tienen mucha variedad en bebidas, pero en medio de la crisis económica que atravesamos es algo normal. Muchas veces tienen cerveza Destilo, una artesanal muy buena, pero los mesoneros no la ofrecen y algunos ni siquiera la conocen, por lo que hay que insistir para que revisen y traigan a la mesa. Les recomendaría qué agreguen otras artesanales que ya hay bastantes en la ciudad. La espetada de lomito, con milos o yuca es una excelente opción.

Un restaurante de hamburguesas que se aleja un poco de la tradición norteamericana, la carne está bien asada, los ingredientes extras parecen ser bien seleccionados y la bebida acompañante está normal, aunque se diferencian por tratar de tener cervezas poco tradicionales, con la alianza qué hicieron con Cervecería Tovar creo que se anotaron buenos puntos. El ambiente es ruidoso y generalmente atiborrado de gente, pero es común en sitios de este estilo. Podrían mejorar la atención, formar mejor a los mesoneros y cuidar los detalles, como que escriban bien las órdenes para evitar olvidos o confusiones al servir los platos. La hamburguesa con picante me parece la mejor.

Este es, junto con La Cita, La Carabela, El Barco de Colon y Bar Vasque, uno de los clásicos restaurantes españoles de La Candelaria. Buena cocina ibérica, una carta de vinos buena pero bastante reducida pero entendible por la crisis actual del país, y cervezas frías (a buen precio por cierto las birras). Ofrecen los platos clásicos españoles, y muy bien hechos: cazuela de mariscos (donde logran el punto de cocción perfecto en cada fruto de mar), pescado en salsa verde, cayos a la madrileña y otros. No tienen buenas copas para el vino blanco, pero es un problema común de los sitios de la zona. No saben lo que es una cerveza artesanal, pero imagino que pronto lo sabrán. Recomendable.

Un rincón al estilo europeo en pleno centro de Caracas, de los que hay muy pocos. Todavía no tienen una carta fuerte de comidas, pues se basan en 'bollería' y sánduches, tipo café, pero tienen buen café y cerveza artesanal a buen precio.

Una opción interesante para comer hamburguesas en un ambiente seguro. La carne está bien y las opciones variadas (aunque poco numerosas) se agradecen. Me gustó la hamburguesa picante, pero más por mis preferencias personales que porque sea algo extraordinario. Buena atención y buenas opciones de cerveza, tomando en cuenta el acuerdo que tienen con Cervecería Tovar que hasta la Hefen-Weisen ofrecen. Sería interesante que se arriesgaran con algunas de las nuevas cervezas artesanales que ya se ofrecen en varios restaurantes de Caracas. Lástima la falta de vino tinto, pero sé que es mucho pedir.

Una de las poquísimas opciones para comer carne en vara en Caracas, afortunadamente saben prepararla y servirla. Recomiendo que se acerquen al parrillero y pidan una muestra de los cortes para seleccionar el que tengan mejor ese día, y el maestro parrillero les dará a probar pequeñas muestras sin problema. Fui en familia el fin de semana pasado y fue una grata experiencia, aunque el servicio es lento, no dominan el tema de los vinos (como la gran mayoría de nuestros restaurantes) y los precios ya están bastante altos. El solomo y el pollo de res, ambos "en vara" estaban mejor que la punta trasera, y las costillas de cerdo para chuparse los dedos. Mantienen el ambiente llanero con algunos animales, y música en vivo (quizás sólo los fines de semana) variada, recuerdo que antes era solamente llanera pero ahora el cantante soltó alguna canción de The Beatles. Para quienes nos gusta el ambiente llanero y la carne en vara es más que recomendable.

Había conocido este sitio cuando estaba ahí mismo el Rest. Maqma. Este es otro concepto, de comida más tipo mediterránea con fusión criolla, el ambiente es decorado estilo "burlesque" con profusión de máscaras y ya no tiene el ambiente 'lounge' que había antes, todos los espacios están destinados a mesas para servicio de comida principalmente. Tiene una mini-terraza que da algo de privacidad, que podría ser muy interesante para eventos privados con pocos participantes, pues no conté más de cuatro o cinco mesas. Probé una copa de ceviche que me (aunque suene cursi) me recordó a la ciudad de Lima y sus cevicherías, el chef logra conseguir rocoto fresco y un punto excelente de semi-cocción del pescado que hace provocar repetir con una copa de prosecco, pues también logra bajar el nivel de acidez de la leche de tigra con una combinación de puré de batata y especias que no dañan el concepto del plato. Impresionante. Tienen que probar el carpaccio de lomito al estilo de las parrillas llaneras, otro plato (una entrada) para recordar. Acompañen con una cerveza artesanal y tienen una experiencia de lo más interesante.

Un sitio que me sorprendió por su buena cocina, tomando en cuenta que la oferta de pequeños restaurantes que intentan aprovechar la moda del sushi es tan grande como irregular. El que alguno de los dueños siempre ande pendiente habla mucho del compromiso por la calidad, y ahora tienen como sorpresa un producto artesanal que, a mi parecer, le pone un toque bien interesante a las posibles armonías con sus platos. El Shibuya Roll está muy bueno, y el servicio es de lo mejor, muy atentos los mesoneros y uno de ellos en especial (no recuerdo su nombre) hacen que el ambiente se sienta agradable aunque se encuentre en una zona común (auqnue poco transitada) del centro comercial. Los precios no se puede decir que sean costosos, pues la realidad económica del país en estas fechas hace que sea casi imposible poder juzgar eso. Altamente recomendable.