Siguen siendo muy ricas, pero han bajado considerablemente la calidad. Están menos suaves y se les siente más el aceite.

La atención es pésima, comenzando por el valet parking que recibe el carro. Una vez dentro del local hay que pedir y pagar para poder sentarse. Los precios no están visibles, razón por la cual hay que preguntarle todo a la cajera. La raciones son muy pequeñas y no lo especifican en ningún lugar del menú. La comida no es mala, pero no tiene la típica sazón mexicana. El relleno del taco al pastor estaba excelente lo único malo es que la tortilla se deshizo por lo aguada. El burrito muy grande y rico, lo único malo es que el pollo estaba muy salado. La carne molida no estaba particularmente rica. Se tardaron demasiado en llevar la comida a la mesa, e incluso le trajeron toda la comida a mi acompañante y luego trajeron la mia, y de ultimo trajeron la ración de guacamole adicional, que tuvimos que comerla sola con un tenedor. El mesero era muy antipático cada vez que le preguntábamos por la comida que faltaba.

La atención no fue mala pero no fue la mejor, al igual que el ambiente. La comida estaba rica. El fondant de chocolate fue una decepción.

EL PEOR RESTAURANT de sushi de toda Caracas, el pescado sabia a viejo, la tempura estaba fria y se negaron a rehacer el plato. La atencion es pesima y es excesivamente caro para la calidad. A parte, no te pueden decir que no tienen ciertos ingredientes, lo descubres cuando te traen el plato

La comida es muy rica, pero realmente no es nada del otro mundo. La atención es excelente, al igual que el ambiente, sobretodo en las mesas privadas.