Empecemos por el servicio que es muy malo. El mesonero no sabía NADA del menú ni de vinos. La comida si estuvo muy buena. sobretodo el tiradito de róbalo, pero el ceviche clásico si dejo mucho que desear. Los dos platos fuertes: divinos! El sudado del norte y el pulpo. El postre El suspiro limeño estuvo normal. Con dos entradas y dos platos fuertes comimos 4 personas muy bien.
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