Comida andina de buen sabor y presentación casera que resaltar el carácter artesanal y criollo de sus platos, con sus pastelitos andinos destacando por su calidad y precio. Lugar colorido, algo folclórico, que se queda corto en las mañanas, porque se abarrota de gente. El servicio comenzó algo desorientado, porque la gran afluencia de comensales, pero luego fue agarrando ritmo. Los precios son relativamente bajos, con un promedio de unos 9$ por comensal, con suficiente comida y bebida.
Platos recomendados
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Precio por persona de: Entrada + Plato principal + bebida SIN ALCOHOL
Precio = Entrada + PLato principal + Bebida
En esta oportunidad fuimos a desayunar. Pedimos desayuno criollo con arepitas andinas y tequeños de queso con guayaba. La comida estaba buena. Buenas porciones, a buen precio. La atención muy amable. Ambiente agradable.
Excelente lugar con 3 ambientes, todos vintage, espectacular los Pasteles, comi el de chicharronada y champiñones con queso ahumado, Exquisitos!!! pedí un Tobo de cervezas por $10(trae 12), música acorde al lugar. Dato importante, vine con mi perro, son Pet Friendly.
Un rinconcito de los andes en el corazón del Hatillo. Un local súper pintoresco, alegre, colorido, y súper vintage. Decorado con mucha publicidad del s. XX, y una especie de museo donde puedes apreciar desde un auto , destilería, rebanadora, etc de época. La atención es muy buena, le falta tener la formalidad de un menú y no presentarlo en el celular de uno de los trabajadores. La comida es excelente, le recomiendo ampliamente los pastelitos andinos, los tradicionales de carne molida con arroz bien guisados, de masa artesanal, crocante, y frita en su punto. También la pizca andina, cuya presentación viene en una ollita de peltre y viene acompañado con arepitas de trigo. Un lugar para volver
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