Me encanta este café, las tartaletas de durazno son muy ricas, es un lugar bastante agradable con una atención excelente. En las tardes tocan jazz y otros géneros. Es un hermoso lugar para compartir una tarde.
Sobre el restaurante



SERVICIOS
Reseñas
(463 reseñas)Precio por persona de: Entrada + Plato principal + bebida SIN ALCOHOL
Precio = Entrada + Plato principal + Bebida SIN ALCOHOL
Las crepés son buenas, el chocolate caliente, regular al igual que el servicio, algunas mesas de afuera se tambalean, no le veo sentido a los precios con el valor real de la comida, una crepé no debería costar lo que cuesta un plato principal en un restaurant convencional.
Un lugar tranquilo, excelente decoración vintage al estilo frances, las crepes son una delicia y hay amplia variedad de platos salados y dulces. Por otro lado la atención es una maravilla.
Excelente lugar, recomendada por completo la crêpe de champiñones y la sopa de cebolla. Buen ambiente y atención para pasar una tarde.
Este pequeño café con aire musiú es pequeño y acogedor, íntimo y lleno de gente, dependiendo de la hora. Bueno para desayunar y pensar. Para ponerse intenso y hacer garabatos en una libreta mientras tomas un café y escuchas a Edith Piaf. Llegamos como a las 11 y estaba más o menos lleno, el flujo de gente es constante. Había espacio en la barra y luego se liberó una mesa. Ordenamos crepes, una con mermelada de fresas y una con jamón, queso y huevo, jugo de naranja natural y cerramos con café. La comida es realmente buena y el servicio depende del día. En nuestro caso, la de fresas llegó de mora. Igual nos la comimos y estaba de lo mejor. La carta (que está mitad en francés y mitad en español) ofrece, además, ensaladas, tostadas, quiche y algunos postres. Para quienes estén acostumbrados a su desayuno de dos o tres arepas bien resueltas, una crepe no será suficiente (mi caso). Para mí esto no es más que una excusa para probar más cosas del menú. Puedes comer en la barra, en el salón o en el patio. De jueves a sábado, al final de la tarde, al ya magnífico ambiente y menú se le añade jazz en el patio. Se llena aún más pero vale la pena cerrar el día así. Estacionar es un poco problemático, pero la estación Dos Caminos queda a una cuadra, si quieren dejar el carro en casa. En resumen: es muy bueno y muy bonito.
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