Una fusión interesante, pintoresca y en líneas generales; bonita. Ubicado a pocos metros del pasaje zingg, en la esquina de la catedral. El concepto de páramo es simple: café occidental, con variedad de productos, salados y dulces, bebidas calientes y frías. Me tome un café frío, bastante bueno (hasta que pruebas la bebida láctea, Joder) La línea de la caja siempre está poblada (afortunadamente tienen 3 cajas), el espacio de trabajo de los baratas es un tanto reducido así que es normal que se tropiecen un poco. La arquitectura del sitio es curiosa, colonial en remix. Techos muy altos y bien ventilado, el sillón de la pared se ve cómodo pero hay 0 esperanzas de cualquier encuentro tranquilo entre 2 (si me entienden), mucha mucha gente para tan poco me traje cuadrado. Lo recomiendo, es lindo, el café tiene buen gusto y es bastante refrescante la iluminación.
