Comienzo la reseña comentando tuve la oportunidad de compartir nuestra comida con su dueño, donde todo se resume en una alta calidad de sus productos, una muy buena sazón de la comida, más una frescura total de su hortalizas y vegetales, permitiendo de esta manera de que no haya equivocación en el momento que se sirvan sus platillos.
Un negocio donde los comensales además de ser de la zona, la mayoría de ellos son ciudadanos palestinos y árabes que llegan exclusivamente a este destino para COMER en un local comercial, la comida mas parecida de su lugar natal; esto es el mejor termostato que te indica con que categoría de comida nos estamos deleitando.
Unas de las mejores kafta, sumamente tierna y de excelente sazón, sin dejar a un lado su acompañamiento de una buena crema de ajo para la dupla perfecta. El pincho de pollo en su punto, su Tabbouleh no tiene comparación por la frescura que se hace denotar en su perejil y el toque perfecto de acidez que no invade ni entumece tu paladar para seguir comiendo. Por ultimo no dejen de probar su Falafel, que a diferencia de muchos lugares, estos mismos se encuentran aún humedo por dentro, evitando asi la resequedad que muchas veces nos tropezamos en otro lugar.
Experiencia inolvidable que nos brindaron entre sus mesoneras, el cocinero, el dueño y de una muy buena compañía que me hizo volver y reafirmar la razón por la cual comería frecuentemente en este sitio.
