Tarzilandia

Ambiente rupestre, amplios espacios y buena comida. Es un restaurante en el que vale la pena quedarse, mucho que ver, ameno para conversar. Tiene varios ambientes y zonas con aves típicas venezolanas. Aunque puede ser un sitio agradable para los sentidos por su contacto con la naturaleza y la historia caraqueña puede herir susceptibilidades para los protectores de animales.

Tenía bastante tiempo pensando en ir a este restaurant. Por los años que tiene de fundado y las recomendaciones de algunos amigos, decidí ir a visitarlo para almorzar. La verdad fue una gran decepción, con el pretexto de los días de navidad, el capitán de mesoneros nos indicó que no tenían casi nada del menú y que sólo podríamos ordenar pescado porque era lo que más tenían. Al preguntarle por el pescado tampoco tenían casi ninguno de los platos que aparecen en el menú. El servicio es extremadamente lento, tardan hasta media hora para servir una entrada, todo el tiempo ponen miles de argumentos para decir que no tienen nada. Si vas a pagar con tarjeta de débito, todos los puntos los tienen dentro de la cocina y el encargado te trata como si le pidieras algo regalado, nos trataron de manera bastante grosera. No recomiendo este lugar, no pierdan su dinero, en la capital contamos con mejores lugares y buena atención. No valen la pena.

Los platos de oferta poco flexibles, acompañante ensalada por lo que tuvimos que pedir papas fritas a parte, traía vino y queríamos refresco por lo que también hubo que pagarlo aparte, la carne no estaba deliciosa estaba buena, en fin muy costoso para lo que comimos

Vale la pena, no se arrepentirá, la comida como la atención fue de Primera. Sigue siendo uno de los mejores en Caracas.

Tarzilandia, continúa siendo un excelente restaurante. El ambiente siempre fresco y te hace sentir cómodo. La atención, excelente, no podría ser mejor. La comida, no importa lo que pidas, será muy buena, desde mariscos, hasta carne, pasando por sopas y ensaladas, todo excelente.