El sitio ya no tiene la misma capacidad de puestos para estacionar, el volumen de comensales ha bajado y los helados aún cuando mantienen la calidad, ya no tienen tanta diversidad en especial en los sabores frutales. Lo que si realmente me disgustó fue que están dejando pasar a los niños que piden en la puerta y se te sientan en la Mesa a pedirte que le des de lo que comes. Entiendo la situación dramática que vivimos pero no puedes permitir que te dañe la imagen del negocio. Estos niños y los adultos que los explotan deben de mantenerlos a la entrada. Hago este comentario sin querer calificar a los pobres niños que piden, ni a quienes le damos algo o a quienes no le dan. Solo lo hago desde la perspectiva del puro negocio y de uno como cliente.
