Este restaurante nos habla de cómo somos los caraqueños. Dos personas, pedimos dos platos al curry, uno de cerdo y otro de pollo. La ausencia del curry en ambos platos me preocupó y me hizo reflexionar acerca de los gustos culinarios que tenemos los caraqueños, sobre todo al preguntar al mesonero sobre la falta de sazón tailandesa en la comida del establecimiento. Este, amablemente, me explicó que se vieron obligados a suavizar los sabores del local debido al básico paladar de su público. Es deprimente entrar a un restaurante de platos al curry y llevarse una experiencia insípida que pude haber vivido en otro lugar de comida casera cualquiera y por menos de la mitad del costo. Deberíamos reflexionar acerca de nuestro paladar y su gusto predominante por los sabores suaves y dulces que nunca faltan en la mesa de la mayoría de los establecimientos, inclusive hasta en los más prestigiosos de la ciudad. Dulce y más dulce, genérico y más genérico, dos elementos de una fórmula infalible para complacer los aburridos paladares de nosotros los comensales caraqueños.

Son los mejores helados que he probado en Caracas. Cremosos y con el azúcar exacto. Cualquier sabor es rico. Me gustó mucho el de dulce de leche.

Es un restaurante super chic. Mientras estás dentro del local se te olvida que te encuentras en El Hatillo. Me gustó el concepto de que todos los platos van al centro de la mesa y los comensales se dedican a picar la comida. La verdad, y siento lo más objetivo posible, la comida me gustó pero no me pareció extraordinaria. Fui con un grupo grande de amigos, por lo que probé muchos platos: para mi gusto particular hubo, en general, un exceso de azúcar en la mesa, tanto en los cocteles como en los roles. Unos muy buenos, otros regulares. Todos coincidimos con que el ceviche no estuvo bueno, mientras que lo mejor fue el envuelto de tocinetas. Los precios son excesivos y ninguno de nosotros volvería.

Lamentablemente me comí una hamburguesa de carne malísima, y la vez anterior, una pizza terrible. Creo que el lugar se mantiene en pié sólo por el nombre. Me quedo corto al calificarlo de decadente. Es una especie de fósil, objeto de estudio para un paleontólogo, quien puediera a través de un exhaustivo análisis definir lo que este establecimiento fue alguna vez, en un pasado no tan lejano...

Me parece mas pinta que otra cosa. Me tomé un helado de avellanas con exceso de azúcar. No hay información en ningún lado acerca de sus copas. La decoración es regular con luces de neón en el techo. No volveré ni loco.

Fui con altas espectativas debido a lo recomendado que es el lugar pero me defraudó intensamente. Pedí, a un atento mesonero, la bandeja paisa y la verdad (dejando a una lado las ricas caraotas rojas) lo demás estaba muy malo. No se si tuve mala suerte, no se si el lugar tuvo su momento dorado, pero me pareció terrible. No lo recomiendo para nada.

Las mejores pizzas a leña de El Hatillo (recomiendo la capresa y la de rúcula) que podrás degustar con una gran cerveza artesanal (Costosa pero obligatoria, tipo europea pero en Caracas). El ambiente es súper agradable con barra amplia y una música increíble que no escucharás en otro local de la ciudad! Siempre voy los fines de semana. Excelente!

Hace unos años descubrí este restaurant, y con él, las flores de ajoporro salteadas con ajo (también llamadas cebollinos chinos, dependiendo el establecimiento). Desde entonces no he dejado de pedirlas cada vez que voy a un chino, además se pueden combinar con otros elementos como por ejemplo, tallarines. A pesar de la mala atención, el lugar ofrece una deliciosa degustación de comida cantonesa, a precios solidarios, cosa que no podría ser de otra manera debido a su ubicación. El ambiente del almuerzo suele ser tipo ministerio. 100% recomendable.

Estos helados decayeron hace poco. Ahora es simplemente una heladería bien ubicada y con sabores variados pero nada que recomendar.

No me gusta su ambiente. La comida es terrible, y no entiendo por qué las personas lo halagan, tal vez sea que se distraen con la circense decoración y no prestan la debida atención a la degustación de lo que pidieron. Llámenme aburrido pero definitivamente pero no es lo mío.