Pallá

Excelente rincón cerca del Casco Histórico de Caracas, su auténtica piscina de nutella hace que valga la pena el precio, su atención también es bastante buena y ni hablar del espacio acogedor que te brinda.

Excelente lugar, tanto para desayunar o para un dulce (Que por cierto TODOS son exquisitos), en pleno centro de Caracas. Sin duda, resulta inesperado poder disfrutar de un lugar muy bien ambientado, y con tan buena variedad de dulces. Aunque la atención es en barra, pasa desapercibido el hecho de invertir tiempo en ese proceso cuando te sientas y disfrutas de una buena comida. Las porciones son bien generosas en contacto cualquier presentación de comida. El local, es más del tipo para ordenar, comer e irse, como un escape al esquema de vida propio del centro de Caracas. Podrían incorporarse algunas mesas adicionales, pero en definitiva es muy recomendable.

He ido muchas veces, desde sus comienzos. Sus postres nunca me han fallado pero no son exquisitos, en panaderías más sencillas se pueden hallar mejores, pero aquí siempre están frescos, grandes y tienen excelente presentación. Los platos salados son muy caros. De los pastelitos, recomiendo solo el de queso porque una vez compré el de pollo y este estaba quemado, marrón, olía full a carbón y no me lo cambiaron aunque admitieron el error. Muy mal eso, no sé si vuelva.

Fui solo por postre, tienen gran variedad y las porciones son bastante grandes...Me comí un "Perla negra" es con chocolate blanco, chocolate de leche y oscuro... El café tiene buen sabor, fui como a las 6 y habian bastantes personas y complicado conseguir mesa... Una buena opción si se está por el centro de Caracas.

En sus inicios era un local diminuto pero hace un par de años remodelaron y ahora es mucho más espacioso y más cómodo. La atención es rápida pero bajo el esmero de antes. Los dulces siempre frescos y con mucha variedad, recomiendo el dulce pave es de otro nivel al igual que la selva negra y la torta de jojoto. Los sándwiches también son exquisitos y muy bien preparados.