Un espacio abierto y minimalista en el centro que invita a tomar café ya desde la calle nada más con el olor. Ubicado en una casa colonial reformada, Paramo es un café moderno hasta en los baños. Tienen una propuesta estética que va de la mano con el café, siempre recién molido, de sabor fuerte y no precisamente amable al bolsillo si uno pide el más grande (vienen en tres tamaños: corto, largo y coloso) Las galletas y ponquecitos son una delicia, especialmente los de chocolate. Los empleados son amables, pero se nota lo nuevo del negocio en la distracción en el Punto de Venta, aunque la venta fluya rápido. Tienen música en vivo en las tardes, y es el mejor lugar posible para compartir café con un grupo de personas sin estar apretados.

Para matar un antojo de chinos en una zona llena de restaurantes chinos, La Buhardilla debería ser el primer lugar que se visite. A las 8 de la noche está solo, pero aun abierto y esperando por comensales. Es mejor si se pide fuera del menú ejecutivo -ya a esta hora lo que hacen es recalentar-, y pruebas la verdadera comida china, recién hecha. Su pollo agridulce es bueno, pero los tallarines con carne y pollo en plato caliente, recién hechos, son una maravilla. La atención, con el restaurant vacío, es lejana, pero sirvieron increíblemente rápido y en ningún momento me apuraron para comer.

La decoración es agradable, minimalista y cálida. Hay muchas mesas, y aun a las 8pm el local está lleno. La atención es atenta, amable, y el camarero fue atento. La variedad de postres es un poco abrumadora, y los precios me parecen un poco -muy- altos. Sin embargo, al ver las porciones (compartí una copa gigantesca de helado con brownie) comprendí los precios. Lo mismo pasó con los precios de ensaladas. Y volvería, con más gente, por otra copa con helado.

Las pizzas para llevar en 2x1 son la solución para cualquier viernes en la noche, sábado al mediodía o domingo en casa ideal. Las pizzas salen rápidamente y la cajera es muy atenta. Todas las pizzas entran en la promoción. Cancelas el importe de la más cara y puedes a{adir un refresco de litro y medio. Respecto al ambiente, en la noche parece estar vacío, pero la decoración, que da un aire a solida sobriedad, es un acierto.

Demasiado dinero por rolles que sabían todos igual, aunque tuvieran ingredientes diferentes -y no tienen todos los ingredientes disponibles-. Su gran atractivo es el 2x1 perpetuo, pero no hay nada de amor en el sushi que sirven; que ni siquiera se veía bonito. La atención deja tanto que desear que te aclaran que comer adentro es más caro que comer afuera antes incluso de que pagues la cuenta.

Durante tres días tuve el gusto de comer en casa Roux: pude probar su pasticho, que es bueno, pero no el mejor. Su polvorosa de pollo es inigualable, aunque si no estuviera acompañado de la ensalada César podría empalagar un poco. La crema de auyama es como hecha en casa, y la ensalada capresa es deliciosa. La atención es otro cantar: Sin embargo, los nombres de algunos platos en el menú pueden llevarte a pensar que se trata de una cosa, y cuando recibes la comida, nada que ver, lo que es decepcionante. Lo mismo pasa si pides para llevar por adelantado: Aunque ya hayas pagado, tu comida puede habérsela llevado alguien más (no apartan los menús) y debes pedir otra cosa.

Encontré el sitio como por casualidad, bajando del ministerio publico. Me detuve en la entrada y recordé todo lo que he leído al respecto. Llegué antes de la marejada de personas, de manera que pude curiosear en el local, que tiene un ambiente completamente distinto al de la calle. Huele a orégano, vegetales frescos, masa y galletas. Revisé el menú y los precios son accesibles a todos los bolsillos. Resolví pedir una pizza granjera y quedé encantada con su sabor y su textura: suave y crujiente... el dulzor del maíz en lo salado de la pizza me hizo el día. Definitivamente volvería, a la misma hora, porque constaté como en 15 minutos el local puede atestarse.

Comí en la sucursal del CC El Recreo un pasticho de 1kg con mi pareja que si bien nos dejó satisfechos, no es el mejor que hemos comido. La atención es bastante descuidada, y los meseros estaban más pendientes del partido de fútbol de que de atender. El ambiente de esta sucursal es muy ameno, las mesas están fuera del local, y el interior del mismo es limpio y aseado. Los precios son amigables, especialmente teniendo en cuenta la situación país.

Los dulces de la Tivoli son un clásico sin importar cuánto tiempo pase. Nada como ver el toldito verde con blanco para que se haga agua la boca, porque los dulces siempre están frescos y son deliciosos. Mis favoritas son las colas de langosta, que lamentablemente llegué hoy estaban agotadas, igual que los dulces con fresas. Se agradece el espacio para comer en la misma pastelería, aunque la mayoría pide para llevar y a veces la espera por números puede ser un poco desesperante, pero vale hasta el último segundo de espera.

Franca Las Mercedes es un sitio tranquilo, ideal para sentarse y discutir de negocios o de la vida en general. El personal es amable y no le solicita a nadie que se retire aunque no esté consumiendo (si estas esperando a tus amigos o tus compañeros no te preocupes). Sus espacios amplios son cómodos para los grupos grandes y pequeños y permite unir mesas. El estacionamiento es bastante pequeño, eso si. Su 3 en 1 es soberbio, al igual que las galletas de chocolate, que están en su punto.