Con una carta de corte principalmente mediterráneo, el recién estrenado Viniciu´s ocupa el espacio el dejado por el extinto Magma, las entradas muy buenas entre las cuales se destacan el ceviche de pescado blanco y el carpacho de lomito, la Pasta al Ragu con Conejo muy condimentada, el Risotto a la Marinera bien preparado y en raciones abundantes, otra cosa fueron los principales, el Salmón a la Parrilla apenas se dejaba ver en el plato y la Parrilla de Mariscos de verdad daba pena, muy escasa y llena de papas, lo mejor fue el osubuco pero igual la ración muy pequeña, omitimos el postre pues observamos que no eran para nada llamativos. El ambiente muy agradable y los precios elevados.

Con muchas expectativas fui a conocer a Il Diomo Dei Sapori, una carta de comida italiana tradicional bien preparada pero nada extraordinario, las entradas entre las cuales llamaba la atención una sopa de lentejas con mariscos, un poco seca para mi gusto. Las pastas preparadas correctamente y de los principales la opción pescado me pareció la mas llamativa, el lomito estaba pasado de cocción a pesar de haber indicado termino medio. La degustación de postres me pareció lo mejor de la noche, el tiramisu y la panna cotta muy buenas. La cena no cumplió con mis expectativas, esperaba algo más exquisito, los precios elevados, el local caluroso.

Una alternativa nueva y muy agradable el local de Francisco Abenante en los Palos Grandes, el comedor moderno y muy bien iluminado es perfecto para un desayuno o un almuerzo informal. Los desayunos muy criollos son abundantes y bien preparados, la carta para el almuerzo no muy extensa pero cumple con lo necesario para un almuerzo no muy prolongado, el asado negro y los arroces son muy buenos, las ensaladas frescas y los postres excelentes, caseros y muy bien preparados. Hasta ahora no abren en la noche y no tienen expendio de licores.

En la tradición de la comida kosher, Marrakesh es una propuesta que apunta a la cocina tradicional Marroquí, su carta con variadas propuestas de carnes y ´pescados es una buena alternativa de comer algo un poco diferente a la trillada comida libanesa. Los platos bien preparados (pero nada extraordinario), no lograron satisfacer mis expectativas en cuanto a la comida Marroquí que he comido en otros sitios. El plato de degustación es variado y bien preparado, pero sin mayor relevancia, las carnes dentro de los estándares, el plato de pescado mejor sazonado que el de carne. El postre de almendras en masa philo y miel fue lo mejor de la noche, el de fresas también fue una buena alternativa. Los precios caros para la comida y el servicio regular.

En el recién estrenado y muy exclusivo Hotel Cayena Caracas ubicado en La Castellana, se encuentra el restaurante de corte italiano La Sibila, este local con poco más de dos meses de inagurado, es una opción de lujo si queremos una cena o almuerzo formal. En la entrada somos recibidos por dos anfitriones que nos ubican y seguidamente nos atiende Eliezer Rondón (Mejor Sommelier Venezuela 2010), que nos ofrece la carta de vinos la cual es variada y no dudamos en aceptar la opción propuesta por Eliezer. El local es espacioso, predominan los tonos marrones y beige en una decoración moderna y muy sobria, la iluminación muy bien lograda en la noche y en el día la luz natural predomina en el ambiente, en la entrada encontramos una barra y seguido el salón con pocas mesas y a doble altura con posibilidad de extensión a una terraza interna. La carta es italiana tradicional, de entrada yo ordené el Jamón Serrano Artesanal, el cual es estuvo excelente, de gran calidad y correctamente cortado, mi acompañante ordenó el Vitello Tonnato que fue muy buena opción, tierno y muy bien aderezado, las pastasson caseras y muy bien preparadas, el Ravioli relleno de Cerdo y los fetucinni tomato deliciosos, de los principales el Cordero correctamente cocinado y el Salmón en su punto, (ambos fueron servidos sin contornos), de veras todo muy exquisito y gourmet. Los postres no cumplieron con nuestras expectativas, el Tiramisú muy aguado para mi gusto y el helado casero simple y bastante común (tienen que mejorar). La atención es amable y rigurosa, el personal muy pendiente, es requerido reservar y dress code, los precios claro está muy elevados pero lo vale.

Con tres generaciones bajo el mismo techo teniendo como líder a Yuman Ley Wong, Chez Wong es una propuesta bien diferente en la ciudad, no tiene nada que ver con los retaurantes chinos que abundan en Caracas, es un sitio con una decoración moderna y buena iluminación lo cual permite un agradable ambiente. La comida es excelente, la carta con muchas opciones tradicionales pero con un gusto contemporáneo más de tipo gourmet, de verdad una alternativa diferente, entre los platos resalta el pato crocante realmente muy bien preparado, igual las carnes y pescados, en lo particular siempre me han gustado las crepes saladas con salsa de ciruela, el picante de la casa también es muy bueno. Los precios un poco elevados y las porciones no muy abundantes.

Excelente el local de Bocca, un espacio bien diseñado, con mobiliario moderno e iluminación bien lograda, la terraza excelente. La carta netamente italiana, con opciones de ensaladas y otras entradas de la comida clásica italiana, pastas de excelente preparación como los tortelonis rellenos de salmón y camarones en salsa de vino blanco, de verdad muy bueno, pizzas variadas y bien preparadas, de los principales debo mencionar el cartocho de lomito, las raciones abundantes, los platos bien presentados, de los postres la foccacia con nutella está muy bien. La carta de vinos variada, los tragos preparados en forma correcta, personal atento y eficiente, ambiente agradable y calmado.

La cocina venezolana de autor tiene su espacio en Amapola, el diminuto local liderizado por la chef Mercedes Oropeza, ofrece una propuesta basada en la cocina criolla con ingredientes del mercado y preparaciones muy bien elaboradas. De entrada unas sardinas fritas excelentes, croquetas de asado negro y unos mini tequeños con salsa de papelón muy buenos, la sopa de camacutos muy bien sazonada. Los principales de esa noche consistían en dos propuestas de carne y dos de pescados, el fillet de dorado con guarnición de plátano verde que estaba muy bien, más no el asado negro el cual estaba un poco salado, los postres caseros bien elaborados. La atención correcta, el local pequeño pero bien distribuido, las porciones justas y los precios un poco elevados.

Lo primero que impresiona del local es su decoración, es una mezcla de asiático con europeo, de barroco con moderno, un techo abovedado dorado, de verdad una mezcla de estilos, la iluminación ayuda a digerir un poco todos esos elementos. La carta ofrece dos tendencias marcadas, japonesa y tailandesa, la propuesta japonesa con una variedad de rolls interesante, buenos cortes de pescado y preparación correcta, la propuesta thai con una serie de platos de carnes y pescados con nombres exóticos, el “pecado carnal” es una plato de lomito con una salsa extraordinaria, suspiros y deseos de carne de cerdo con una salsa dulce de verdad muy buena, lo que más me gustó de la comida fue su sazón, de verdad las preparaciones thai son muy gustosas y bien sazonadas, las opciones de pescado igualmente exquisitas y gustosas, los postres dentro de lo normal, me hubiese gustado algo más exótico y no terminar con un pie de limón u otra opción francesa. El lounge siguiendo la misma tendencia en cuanto a decoración es muy agradable para unos tragos, en las ocasiones que he estado la música ha sido muy buena y al volumen adecuado, el DJ varía mucho la música la cual incluye Pop Árabe, el espacio lo domina una estatua de la diosa Kali con su conocimiento de todas las poses de kamasutra.

En la tradición del antiguo Restaurante Mediterráneo, San Pietro apuesta a la comida italiana del sur, su carta sin ser muy extensa tiene buenas opciones de esa zona, las entradas clásica y servidas de forma correcta, de las pastas una especial mención al Fetuccine Vongole, es excelente, también he comido el Rigatoni con Ragú de Cordero, que espero repetir en mi próxima visita, de los principales el filete de pargo al vino es muy bueno igual que el mero pero hay que reconocer que las porciones son mínimas, igual que los contornos, de los postres la degustación pannacotta es muy buena y el creme brulee en su punto, sin lugar a dudas una buena opción si buscas comida italiana gourmet. El local es pequeño, con un salón cerrado muy agradable todo en blanco y una terraza con pocas mesas y un gran árbol, la carta de vinos no muy extensa pero con buenas opciones, he cenado en este restaurante, me imagino que en el día hace mucho calor, en la noche el ambiente es sofisticado, la atención muy buena y dedicada, los precios elevados.