Manifiesto

La verdad lo que aprecio es el ambiente, pero creo que hay una absoluta desproporcionada relación precio-valor-calidad. No dudo que algunos platos se consideren buenos, pero la cantidad de las porciones es una burla. Lo llamaría un abuso a la inteligencia del ser humano. Como puede ser posible que los taquitos no creo que le llenen el estómago ni a un bebé. Ni un plato infantil llega a eso. Dejarse abusar así, cuando te cobran por un bocadito casi el precio de un plato de comida completa. También en el servicio hay fallas. Una tasa de café que le sirvieron a mi madre tenía pintura de labio. Y al llegar la comida no habían puesto las servilletas. Pura pinta. Lo siento porque el lugar es bello y el ambiente también. Por cierto con esos precios ya pudieran haber remodelado los baños.

La propuesta de comida es buena, interesante, los sabores son diferentes y cada plato tiene juego de texturas. Sin duda es atractivo, pero para ir con poca hambre. Básicamente es para la noche y aunque abren temprano, el servicio en el día es pésimo. Calor, moscas y poco provecho a los espacios. De día no lo recomiendo y menos en plan familiar, de noche está bien para un pre despacho o plan tranquilo.

Excelente opción para pasar un rato diferente, un espacio para relajarse y probar comida diferente. Los refrescos naturales son lo máximo. 100% recomendado!!!

A mi esposa y a mi nos gustó el sitio, es agradable y bien decorado. El estacionamiento es cómodo y seguro. De entrada pedimos Gnocchi de Ragú, de plato principal pedimos Tataki Tropical con Chop Suey y Calabaza Tropical, para mi Salmón Glaseado con Lenteja asiática. Todo muy bueno. En cuanto al servicio, los jóvenes tratan de hacerlo bien pero les falta mucho entrenamiento por ejemplo, tardan en traer las bebidas, trajeron el primer plato sin cubiertos ni servilletas, son detalles que pueden mejorar fácilmente. En conclusión, pensamos volver.

La ubicación y el estilo de la casa, todo rodeado de verde, invita a un momento relajado. Aprovechan la decoración y el diseño para integrar la comida en una experiencia apacible y natural. La atención es esmerada y a la vez inexperta: "Desea hielo en su copa de vino?" Los detalles son aceptables por lo nuevo del local. Las porciones son totalmente desproporcionadas. Una entrada de coliflor es una cabeza completa, suficiente para dos personas, pero las croquetas son minúsculas, igual que la porción del plato principal de pollo. Las bebidas naturales son exquisitas y refrescantes, y tienen cerveza artesanal a buen precio. Repetir: quizá, pero no pronto.