St. Honoré (Santa Fé)

Grato ambiente y muy buena opción para comer y también para una tarde de café con su respectivo postre. Cuidan mucho la apariencia de lo que sirven al igual que la calidad.

La comida es excelente y la atención también, pero los precios son exorbitantes, amo los palitos de queso, no falta en ninguna de nuestras reuniones.

Con el calor de este mes, se hace imposible estar más de media hora acá, la mayoría de las mesas están en una terraza. Lo más recomendable es ir a final de la tarde. Usted tiene que pagar para luego pedir y que alguien le lleve la comida, no se puede pedir en la mesa, es realmente incomodo. El servicio es lento y desastroso. Los dulces son costosos, hay pastelerías que tienen mejores precios y la misma calidad.

Fuí a este local nuevo en La Alameda, no me impresionó el sabor; es de media calidad. Pude probar el croissant especial, resaltaba de más la mantequilla. El Mousse de chocolate no me gustó, estaba muy dulce para mi gusto. La torta sacher me pareció normal para el renombre de la St. Honoré. Exageradamente caro, compré lo dicho anteriormente, adicional una caracola, palmeritas, 2 jugos de naranja y ya. Y la cuenta fué de 25mil bsf. No hay una buena relación calidad-precio.

Muy vistoso y agradable la presentación de los dulces pero uf paga y luego le sirven en la mesa los mesoneros muy lentos en entregar pendiente de reírse y estar en una onda de jugarse y distraídos en la atencion tuve que párame de la mesa reclamar y buscar mi pedido malo el servicio